martes, 5 de agosto de 2014

¡Bienvenido a la verdad Guido!

¿Quién iba a pensar que un día tan común se iba a transformar en un día tan especial para el pueblo argentino?

Debo confesar que se me puso la piel de gallina cuando me enteré la noticia de que Estela de Carlotto conoció a Guido, su nieto, hijo de Laura, su hija. Pero qué carajo importa lo que pueda sentir yo, si esto es una alegría que pertenece a todo el pueblo. Cómo no enternecerse con la lucha de una mujer que se acostaba cada noche, sabiendo que se levantaría al otro día a luchar con la esperanza de recuperar al hijo de su hija secuestrada, torturada y asesinada por una dictadura militar que exterminaba a quienes pensaban diferente, a quienes querían un mundo más justo. A Estela le queda chico el premio Nobel de la paz, esos premios son para figuras como Obama, el mejor premio para Estela, además de haber recuperado a Guido, es el reconocimiento y el amor de la gente. 

Todos sabemos que la lucha de Estela no termina, el camino que esta madre coraje eligió, es un camino en la eternidad, son 400 los nietos apropiados por los militares, nietos que tienen derecho a conocer su verdadera identidad.

Laura Carlotto estudiaba historia en la Universidad de La Plata, era una estudiante comprometida...militaba en la JUP (Juventud Universitaria Peronista), tenía 23 años (igual que yo) cuando la secuestraron, estaba embarazada de 2 meses, esperaron hasta que naciera Guido para asesinarla. A Laura no la asesinaron porque si, la asesinaron porque tenía ideales, porque era una militante popular, porque soñaba con un mundo más justo, porque luchaba contra la injusticia de que unos vivan bien y otros vivan en la miseria., estaba comprometida con su país, con su pueblo. Seguro que Laura por su compromiso con la militancia por un mundo más justo dejaba de lado salidas al cine o reuniones familiares, dejaba de lado sus placeres individuales por un sueño colectivo.

Hoy, después de tantos años de engaño, Guido sabe quien es su abuela y quienes fueron sus padres, y por qué ideales luchaban.
Estela es un ejemplo de lucha y de esperanza, como el legado que nos dejó Laura, está en nosotros comprometernos para que esa lucha se multiplique y no sea en vano.